Las técnicas realizadas comparten una estimulación ovárica inicial y persiguen un desarrollo folicular óptimo. En el caso de la inseminación artificial se emplean dosis menores de medicación y el procedimiento finaliza con la introducción del semen en la cavidad uterina.
En el caso de la fecundación in vitro, el desarrollo folicular es mayor y se sigue de una punción que extraerá los ovocitos para fecundarlos en el laboratorio (se depositará el semen a su alrededor -FIV-, o se microinyectarán -ICSI- en función de los parámetros seminales). Tras un desarrollo embrionario adecuado los embriones son depositados en el útero materno para proseguir su desarrollo gestacional.
Es habitual la vitrificación (congelación ultrarrápida) de los embriones no transferidos de buena calidad, permitiendo la posterior transferencia intrauterina de los mismos, sin necesidad de someterse a una nueva estimulación ovárica.
En algunas situaciones, es factible la realización de un diagnóstico genetico pre-implantacional, con el objeto de seleccionar un embrión sano, no portador de una anomalía genética concreta presente en uno (o ambos) de los progenitores.
La mejora continua de nuestros servicios es nuestro fin último, para lo cual hemos añadido recientemente la preservación de la fertilidad, tanto masculina como femenina y, tenemos líneas de investigación abiertas en la optimización de la estimulación ovárica y de la receptividad endometrial.
Nos encontramos en la octava planta del pabellón A del HCU, y disponemos de dos consultas, quirófano y sala de recuperación ambulatorios, laboratorios de embriología y andrología, sala de inseminación y espacio de recogida de muestras.