El periodo del expulsivo es el segundo periodo del parto. Empieza cuando el cuello del útero presenta una dilatación completa, es decir está totalmente dilatado y finaliza cuando nace el bebé. Por tanto podemos decir que el periodo de expulsivo implica el descenso del bebé a través del canal de parto. Se divide en dos fases, una primera fase en la que el bebé va bajando lentamente de forma pasiva, sin que la embarazada empuje, ayudado únicamente por la fuerza de las contracciones; y una segunda fase activa que se inicia cuando la cabeza del bebé ya se sitúa a la altura de las espinas isquiáticas y es en este momento cuando la embarazada debe iniciar los pujos cada vez que tenga una contracción.
La duración del periodo expulsivo es variable ya que depende de varios factores que la pueden modificar como son la anestesia epidural, pues es conocido que su administración prolonga el periodo expulsivo dado que la paciente no siente la necesidad de empujar; otro factor a tener en cuenta es si la embarazada tiene partos previos dado que la laxitud de la pelvis es mayor y el nacimiento será más rápido. Otros factores son: la posición y el peso estimado del feto. Todos estos factores combinados hacen que cada paciente tenga un periodo expulsivo diferente, y por este motivo debes sentirte siempre en confianza con el obstetra y la matrona ya que ellos sabrán guiar cada caso.
Es durante el periodo del expulsivo cuando se decide instrumentar el parto. Cuando nos referimos a esto significa que hay algunos bebés que debido a la posición que presentan o al cansancio materno, tardan más en nacer y se prolonga la duración del periodo de expulsivo. Dado que la prolongación puede tener consecuencias no deseadas, como un posible sufrimiento fetal, en los casos en los que el obstetra lo considere necesario se recurrirá a instrumentar el parto lo cual significa que recurrirá a utilizar instrumentos capaces de girar la cabeza del bebé y/o traccionar de ella para acelerar el nacimiento de este. De entre los instrumentos más utilizados se encuentran las ventosas obstétricas (vacuum, kiwi), las espátulas y el fórceps. Para poder realizar las maniobras correctamente sin dañar al bebé este debe haber descendido lo suficiente en el canal del parto. Por ese motivo hay casos en los que si no se consigue descender al bebé lo suficiente como para poder colocar uno de estos instrumentos se indica una cesárea de entrada.
La epidural tiene su máxima relevancia en este periodo dado que es el más doloroso; es importante destacar que la elección de la epidural es voluntaria de cada paciente y tanto administrarla como no hacerlo tiene sus pros y contras que se detallan a continuación:
PARTO CON EPIDURAL
- No tiene efectos perjudiciales para el bebé.
- Abolición del dolor total/parcial.
- Prolongación de la duración del periodo expulsivo entre 1-2 horas más.
- Los pujos maternos a veces no son efectivos porque la paciente no tiene un estímulo doloroso que le incite a empujar.
- Permite instrumentar el parto con más facilidad dado que la madre no se mueve porque no tiene dolor.
- Tras el parto hay que esperar unas horas hasta recuperar la movilidad en las piernas.
- No afecta a la subida de leche.
PARTO SIN EPIDURAL
- No tiene efectos perjudiciales para el bebé.
- Requiere mentalizarse previamente de que va a ser un proceso doloroso para que la embarazada pueda controlar su actitud en momentos en los que se necesita de su colaboración y atención.
- La duración del expulsivo es más corta porque la embarazada tiene mucha necesidad de empujar lo que hace que los pujos sean más efectivos.
- En caso de tener que instrumentar la embarazada sentirá más dolor. En estos casos se inyecta un anestésico local pero su efecto es a nivel cutáneo y muscular superficial.
- Tras el parto la movilidad de las piernas es completamente normal.
Sara Cholvi Camarasa
NºC: 23143
Residente de 4º año
Hospital Clínico Universitario de Valencia.
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