La episiotomía es la intervención quirúrgica más frecuente y, posiblemente, una de las más controvertidas.

 El término episiotomía deriva de las raíces griegas “episeion” (vulva, pubis) y “tomi” (cortar) y es una técnica que fue descrita hace más de 300 años.

La episiotomía consiste en un corte en el periné con el objetivo de reducir el periodo expulsivo y/o evitar desgarros graves.

La práctica de la episiotomía ha de ser restrictiva, limitada únicamente a los casos en que a criterio de quien asiste el parto se considere necesaria y no se realiza de manera rutinaria.

Existen ciertas situaciones que hacen más probable el empleo de la episiotomía como son:

-Indicación materna: periné poco elástico o muy resistente, muy corto, delgado y de musculatura atrófica o vagina poco elástica.

 -Indicación fetal: prematuridad, macrosomía, presentación de nalgas o cefálicas en posición occípito-sacras o deflexionadas, cuando el estado del feto aconseje su extracción rápida y en los partos instrumentados.

  tipos-de-episiotomia1 Según su orientación la incisión puede ser:

– Media o central: la incisión se realiza sobre el rafe fibroso ano-vulvar respetando los músculos elevadores. Puede prolongarse si es necesario bordeando el esfínter anal. Esta incisión disminuye de una forma simétrica la tensión perineal y la pérdida hemática es escasa. Además, es fácil de suturar, origina pocas molestias postoperatorias y el resultado estético y funcional suele ser excelente. A pesar de estas ventajas, incluso cuando se realiza únicamente en situaciones favorables, la tasa de desgarros, su longitud, el grado de complicación y las secuelas de incontinencia anal son mayores que con otras incisiones.

-Medio-lateral: la incisión parte desde la horquilla vulvar, interesando vagina, piel y músculo, incluida en su totalidad la fascia pubo-rectal del elevador del ano con ángulo suficiente (45º grados) que permita el alejamiento del esfínter anal.

El sangrado es mayor que con la episiotomía media, pero si se hace correctamente se evita la extensión de los desgarros a ano y recto y puede prolongarse hacia la fosa isquiorrectal cuando se considere necesario. La tasa de desgarros de III y IV grado es menor del 1% y la cicatrización es buena, aunque pueden quedar retracciones del vestíbulo y dispareunia durante algunos meses. Es la que realizamos generalmente en nuestro centro.

 La reconstrucción de la incisión se hace respetando al máximo la anatomía, para mantener íntegramente la función de los músculos y evitar la formación de cicatrices patológicas. Se utiliza un tipo de sutura reabsorbible por lo que no requiere ser retirada.

CUIDADOS POST-EPISIOTOMÍA

Inspección diaria de la herida quirúrgica y aplicación de medidas generales de asepsia. Lavado de herida una o dos veces al día con agua y jabón. Conviene recordar que con la lactancia materna hay que evitar los preparados que lleven yodo.

 -En caso de que aparezca edema, la aplicación local de hielo puede reducir su tamaño y disminuir las molestias. Si las molestias son importantes, se pueden aplicar analgésicos locales (pulverizador) o por vía sistémica. El uso de bencidamina tópica mejora la evolución de la episiotomía sobre todo cuando hay edema y dolor.

 -Si las molestias son muy intensas conviene realizar una revisión para descartar la posible formación de un hematoma que puede precisar de evacuación y hemostasia.

 -No se pautan antibióticos de manera profiláctica. La infección de la episiotomía es una complicación muy rara. En el caso de infección, lo más frecuente es que ésta sea localizada y superficial. Si aparecen signos de infección se administrarán antibióticos. Puede requerir en algunos casos de desbridamiento y drenaje de la herida dejándola abierta (cierre por segunda intención).

-Se debe facilitar la evacuación intestinal regular (hidratación abundante, dieta rica en fibra, etc) recurriendo, si es preciso, a la administración de microenemas y/o laxantes. -Ante cualquier duda consulta a  tu matrona o tocólogo.

Dra. María Sebastián Alfaro

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