En los años 80 se estableció la relación causal entre el Virus de Papiloma Humano (VPH) y el cáncer del cuello del útero. Desde entonces este virus se ha relacionado con otros tipos de lesiones cancerosas y precancerosas anogenitales y del área de cabeza y cuello. Existe un grupo de mujeres, que pueden etiquetarse como de portadoras crónicas del VPH, en el que no se produce el aclaramiento viral que acontece en la mayoría de ellas y se considera de riesgo alto para el desarrollo inicial de lesiones precancerosas en el cuello del útero. Este grupo de mujeres con VHP positivo (con presencia de VPH en moco cervical o anal) no están infectadas en términos estrictos. Estar infectada presenta un paso más a la presencia vírica, significa que el VPH se ha integrado en el epitelio cervical, ha colonizado sus células.

Se especula cuatro circunstancias que pueden estar relacionadas con el aclaramiento o la persistencia del VPH y su capacidad de colonizar células del cuello uterino:

  • El tipo viral: es la variable mejor conocida. Los tipos 16 y 18 presentan mayor riesgo oncogénico asociado.
  • El estado del sistema inmunitario: es conocido el alto riesgo de las personas inmuno-comprometidas para el desarrollo de lesiones HPV dependientes.
  • La situación de la microbiota vaginal: el equilibrio de la cual garantiza salud vaginal.

Las nuevas estrategias preventivas se plantean interferir positivamente en algunas de las circunstancias modificables descritas, principalmente se dispone de 2: vacunación frente VPH y el cribado del virus.

VACUNAS CONTRA EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO

La vacunación profiláctica sistemática frente al VPH se considera actualmente la intervención más eficaz y eficiente para controlar la infección. Hay tres vacunas autorizadas frente al VPH: la bivalente Cervarix ®(contiene virus-like partículas de los genotipos 16 y 18), la tetravalente Gardasil® (contiene virus-like partículas de los genotipos 6,11,16 y 18) y la nonavalente Gardasil 9® (contiene vires-like partículas de los genotipos 6,11,16,18,31,33,45,52 y 58).  En España, al igual que en la mayoría de los países industrializados, la vacuna frente al HPV está incluida en los programas de vacunación sistemática en las adolescentes, antes del inicio de las relaciones sexuales.

El Comité Consultivo sobre Prácticas de Inmunización ha formulado las siguientes recomendaciones con respecto a la vacunación contra VPH:

  • iniciación de la vacunación rutinaria contra VPH a los 11 o 12 años de edad (la serie de vacunación puede empezarse al principio de los 9 años)
  • la vacunación de mujeres de 13 a 26 años de edad y de hombres de 13 a 21 años de edad que no han sido vacunados antes o que no han completado la serie de vacunación de tres dosis. Hombres de 22 a 26 años de edad pueden ser vacunados.
  • la vacunación hasta los 26 años de edad de hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y para personas inmunodeficientes si no se han vacunado antes.
  • cuando no se conoce el producto de vacuna contra VPH que se administró anteriormente o cuando no está disponible o el proveedor usa ahora Gardasil 9, se puede usar cualquier producto disponible de vacuna contra VPH para continuar o para completar la serie para las mujeres; Gardasil 9 o Gardasil pueden usarse para continuar o completar la serie para los hombres.

Tanto Gardasil como Gardasil 9 y Cervarix han sido probadas en decenas de miles de personas y son vacunas seguras y efectivas. Hasta ahora no se han registrado efectos secundarios graves causados por las vacunas. Los problemas más comunes han sido una breve irritación y otros síntomas en el sitio de la inyección.

La combinación de la vacunación contra VPH y los exámenes de detección de cuello uterino pueden proveer la máxima protección contra este cáncer. Es importante que se vacunen tantas personas como sea posible. No solo la vacunación protege a los individuos vacunados contra la infección por los tipos de VPH a los que se dirigen las respectivas vacunas, sino también la vacunación de una proporción significativa de la población puede reducir la prevalencia de los tipos de VPH a los que se dirigen las vacunas en la población, lo cual provee alguna protección para los individuos que no están vacunados.

DETECCIÓN, CRIBADO O SCREENING

Iniciación:                                                                                  

La exploración debe comenzar a los 25 años, independientemente de la edad de iniciación sexual u otros factores de riesgo relacionados con el comportamiento sexual.

La incidencia de cáncer es baja en mujeres menores de 25 años. El inicio de la detección antes de los 25 años de edad puede aumentar la ansiedad, morbilidad, consumo y seguimiento innecesario. Estrategias para la prevención del cáncer de cuello uterino en mujeres menores de 25 años incluyen la vacunación contra el VPH y el asesoramiento sobre las prácticas de sexo seguro.

Mujeres de 25 a 30 años:

La Citología Cervical (Papanicolaou, PAP) se debe realizar cada tres años en las mujeres de 25 a 30 años. Existe una alta prevalencia de las infecciones por el Virus del Papiloma Humano (VPH) de alto riesgo y una baja incidencia de cáncer de cuello uterino en mujeres sexualmente activas menores de 30 años. Entonces, el Co-testing (PAP + Test de VPH) en este grupo de edad no es recomendable.

La detección anual ya no se recomienda debido al aumento de las tasas de resultados falsos positivos con un efecto mínimo sobre el cáncer subsiguiente. Recuerda que el tiempo promedio para que una “lesión precancerosa de alto grado” progrese a cáncer es de 10 años. El intervalo de tres años da tiempo suficiente para su identificación y tratamiento.

Mujeres de 30 a 65 años de edad:

Después de los 30 años, la detección se debe realizar cada cinco años hasta los 65 años con el uso de Test de VPH, siendo ésta la opción preferente. Otras opciones aceptables son el Co-testing (PAP + Test de VPH)  y la citología cervical sola cada tres años. Es decir, continuar con la detección convencional cada tres años.

Mujeres mayores de 65 años:

Dado que el cáncer de cuello uterino por lo general se produce de 15 a 25 años después de la infección por VPH, la detección en mujeres mayores de 65 años evitaría muy pocos casos de cáncer. La detección debe suspenderse en las mujeres con un historial de resultados negativos, es decir, tres resultados negativos consecutivas de Citología Cervical o dos resultados consecutivos negativos de Co-testing (PAP + Test de VPH) dentro de los 10 años anteriores.

Mujeres con Factores de Riesgo:

Las mujeres con infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) deben ser examinadas con Citología Cervical anual a partir de los 21 años. No hay demasiados estudios para la detección en mujeres que están inmunocomprometidas (es decir, con las defensas bajas), sin embargo, la Citología Cervical anualmente a partir de los 21 años de edad es razonable.

Las mujeres que han sido tratadas para Neoplasia Intraepitelial Cervical (un grado de cáncer establecido) de grado dos o superior, tienen casi un triple aumento en el riesgo de enfermedad invasiva por 20 años después del tratamiento, por lo tanto, deben recibir una evaluación anual, basada en la edad durante los 20 años después del tratamiento o hasta la regresión espontánea, incluso si llegan a 65 años de edad.

Mujeres que han tenido una Histerectomía Total:

Para las mujeres que han tenido una Histerectomía Total, es decir, una cirugía en donde le han quitado todo el útero, la detección de rutina debe ser descontinuado y no renovado, debido a que ya no tienen cuello uterino. El riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino es cero; y el riesgo de desarrollar cáncer vaginal en este grupo es muy bajo, por lo que la detección en estos pacientes es extremadamente de bajo valor.

 

Dra, Darya Dudenko Lozenko

Residente de 2º año

N colegiado: 464623924

Leave a reply