Concepto y aspectos generales

La vagina representa un órgano muy importante para la mujer, con gran inervación sensitiva, y fuente tanto de placer como de sufrimiento. Las mujeres con gran frecuencia padecen dolor, molestias y escozor o, mejor expresado, las vaginitis. Éstas constituyen la causa más frecuente de consulta ginecológica Primaria, Especializada y Urgente. Para hablar de vulvovaginitis y sus tipos primero vamos a comprender el equilibrio que mantiene la vagina sana y el papel que juega el ácido láctico.

En la vagina existe una gran cantidad de bacterias saprofitas (sin capacidad patógena) llamados bacilos de Döderlein, lactobacilos o bacilos acidófilos. Este último nombre tiene bastante lógica debido a que el medio en el que viven y proliferan de una manera más intensa es el medio ácido. Son los auténticos guardianes de la salud vaginal. Ellos mismos, gracias a la producción de ácido láctico, generan y mantienen el ambiente ácido, entre 3,5 y 4,5, que dificulta el crecimiento de otros gérmenes, por ejemplo, de la vagina o procedentes de ano por su proximidad. Dato importante a tener en cuenta es que el círculo virtuoso que se produce en condiciones fisiológicas es hormonodependiente. En la vagina habitan otras múltiples especies bacterianas y no bacterianas como la Candida, la Gardenerella o el Actinomyces. Su presencia, en ausencia de síntomas, no es patológica y no debe tratarse. Cuando disminuye el ácido láctico el pH de la vagina se vuelve alcalino. Esta situación facilita la proliferación excesiva de uno o varios gérmenes previamente mencionados.

Así pues hay que entender las vaginitis como alteraciones cuantitativas de la composición de la microflora vaginal, y en ningún caso, salvo en el de tricomoniasis, se debe considerar como infecciones de transmisión sexual.

Situaciones fisiológicas y patológicas que modifican el ecosistema vaginal y facilitan las vaginitis:

  • Ciclo menstrual: los lactobacilos son arrastrados con la sangre menstrual, el pH se hace menos ácido.

  • Coito: el esperma es un agente alcalinizador, situación que protege a los espermatozoides.

  • Anticonceptivos hormonales: sobretodo si contienen cifras muy bajas de estrógenos.

  • Lactancia: situación de reposo ovárico, por lo que la cifra de estrógenos también es baja.

  • Uso de productos intravaginales como productos antisépticos o jabonosos demasiado frecuentes.

  • Uso de antibióticos: provocan el descenso de “microorganismos buenos”.

  • El estrés crónico: aumenta la producción de corticoides que tienen una repercusión negativa sobre los lactobacilos.

  • Varias parejas sexuales predisponen a mayor vulnerabilidad a vaginosis bacterianas.

  • Diabetes mellitus mal controlada o enfermedades inmunosupresoras como VIH, lupus u otras.

Síntomas

Entre los síntomas que pueden experimentar las mujeres se encuentran el prurito constante, el escozor y, menos frecuente, el dolor. También inflamación y enrojecimiento de la piel, hinchazón leve tanto de la vulva como de la vagina, mal olor vaginal y cambios en el flujo vaginal (cuyas características varían en función del tipo de vaginitis, se describen a continuación). Excepcionalmente puede producir dolor abdominal, fatiga y fiebre.

Tipos

  • Vulvovaginitis candidiásica: enfermedad inflamatoria producida por diferentes especies de hongos, fundamentalmente Candida albicans en un 90 % de los casos. Es muy frecuente y, de hecho, se estima que un 75% de las mujeres sufrirán al menos un episodio a lo largo de su vida. En cambio, solo algunas mujeres padecerán infecciones recurrentes o por especies resistentes al tratamiento convencional. Entre los síntomas que produce la Candida hay que destacar los más característicos como el picor constante y secreción blanca en grumos, semejante a un yogur, fácil de desprender.

  • Vaginosis bacteriana: es un tipo de inflamación vaginal causada por un crecimiento excesivo de uno o varios tipos bacterianos presentes de forma natural en la vagina, especialmente Gardnerella vaginalis. Puede desarrollar una secreción maloliente de color blanco grisáceo. El olor, a menudo descrito como a pescado, puede ser más evidente después de la relación sexual. Una hipótesis reciente considera a vaginosis bacteriana una forma de respuesta a la relación sexual, donde la mezcla del eyaculado y el trasudado vaginal generado en el coito elevan el pH y facilitan la proliferación de bacterias.

  • Vulvovaginitis por Trichomona: causadas por un protozoo parásito de la vagina, Trichomona vaginalis, que no forma parte de la microbiota normal. La infección se asocia con conductas de riesgo, múltiples compañeros sexuales y adictos a drogas por vía parenteral, por tanto, se trata de una Infección de Transmisión Sexual (ITS). Lo característico de sus síntomas es que puede causar un flujo vaginal de color amarillo verdoso, a veces espumoso, maloliente.

  • Vaginitis inespecíficas: mujeres sintomáticas en las cuales no es fácil establecer cuál es el causante de cuadro. Esto es debido a que realmente se produce la proliferación de múltiples patógenos, sin que haya un predominio claro de ninguno de ellos.

Diagnóstico:

Si Usted presenta síntomas previamente descritos ha de acudir a su médico de Atención Primaria o su ginecólogo para una exploración minuciosa y un tratamiento adecuado. El facultativo realizará una anamnesis, valorará posibles factores desencadenantes y factores personales implicados en la patogenia, y si considera necesario, solicitará exploraciones complementarias. No es una buena práctica el auto diagnóstico, basándose exclusivamente en los síntomas, y la prescripción de medicación por parte de las farmacéuticas. Es una de las causas más frecuentes del fallo terapéutico por un diagnóstico erróneo.

Tratamiento:

Las vaginitis se tratan cuando producen síntomas. El tratamiento es específico en cada uno de los casos, utilizándose fungicidas para la vulvovaginitis candidiásica, antibióticos para la vaginosis bacteriana y por Trichomonas. El factor común de estos fármacos es que actúan activamente sobre los patógenos, respetando a los lactobacilos, que no son sensibles a ellos. En caso de episodios recidivantes o persistentes, es frecuente que se recurra a múltiples y variados tratamientos, tanto tópicos como sistémicos, así como tratar a la pareja, cambiar los hábitos de vida de la mujer, etc. Los probióticos juegan un papel importante en prevención y como adjuntos al tratamiento antibiótico del episodio actual. Son nutrientes que intentan reconstruir el patrón estándar de la microbiota, ya sea con remedios caseros más comunes como el yogur natural o con tratamientos convencionales.

En el siguiente capítulo hablaremos de vulvovaginitis recurrentes y como prevenirlas.

Dra. Darya Dudenko

Núm. colegiada: 23924

Residente 1er año de Ginecología y Obstetricia

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